Objetos del tamaño de lavadoras cruzan el cielo a más de 27 mil kilómetros por hora.

No lleva tripulación. Tampoco responde a comandos. Es basura espacial. Y no está sola. Más de 30 mil fragmentos orbitan la Tierra sin rumbo, sin control, sin reglas claras. Cada uno de ellos podría desatar una catástrofe.

Geovis Insighter Technology, una firma que hasta hace poco solo desarrollaba software para el gobierno, acaba de presentar su jugada más ambiciosa: una constelación de 144 satélites diseñados para vigilar el espacio con precisión quirúrgica. Se desplegarán en órbita baja, algunos incluso más cerca de la Tierra que la Estación Espacial Internacional. Un riesgo calculado. Entre más cerca, más detalles pueden captar. Pero también más combustible, más maniobras, más tensión.

Los primeros dos satélites despegarán en abril. Y no estarán solos por mucho tiempo: doce más los seguirán antes de que termine el próximo año. Juntos formarán una red que detectará, rastreará y analizará cada objeto que flote sobre nosotros. Desde un tornillo perdido hasta un satélite espía.

Pero esto no es solo vigilancia. Es coordinación. Durante el Congreso Internacional de Astronáutica, China dejó claro que busca algo más que control: quiere construir un sistema nacional para gestionar el tráfico espacial. ¿Cómo? No con tratados, sino con colaboración directa entre operadores. Transparencia, datos compartidos, normas claras. No es diplomacia orbital. Es tecnología como árbitro.

El proyecto también bebe de la experiencia previa. China ya mostró músculo con el Shijian-21, un satélite capaz de empujar a otros hacia una órbita cementerio. Una especie de recolector celeste que limpia lo que ya no sirve.

Hoy, el espacio dejó de ser territorio exclusivo de astronautas y cohetes. Es una autopista saturada, donde un error puede multiplicarse en mil fragmentos letales. Con esta constelación, Geovis vigila, anticipa, alerta y actúa. El cielo, cada vez más denso, empieza a ser también más legible.

Y allá arriba, entre la oscuridad y el silencio, estos nuevos satélites encenderán su mirada. Porque el futuro del espacio, ahora, se juega en tiempo real.

Fuente: Xinhuanet.com