Durante el Congreso Internacional de Astronáutica, los socios de Starlab presentaron algo que no se veía desde los días pioneros de la ISS: una maqueta a escala real de una estación espacial.
No un modelo técnico. No una animación digital. Una estructura tangible. Inmensa. Detallada. Lista para ser habitada.
Starlab no es solo una estación. Es la apuesta más ambiciosa del sector privado por ocupar la órbita baja terrestre una vez que la ISS se despida. Liderada por Voyager Technologies, y respaldada por gigantes como Airbus, Mitsubishi, MDA y Palantir, esta estación igualará la capacidad de su predecesora… pero con ADN 100% comercial.
El módulo principal mide 7.8 metros de diámetro y se divide en tres niveles funcionales. En el primero, sistemas de soporte vital y áreas de ejercicio. En el segundo, laboratorios con acceso a microscopios, centrífugas y almacenamiento en frío. En el tercero, cabinas privadas con vistas directas a la Tierra. Todo pensado para científicos, ingenieros y visitantes que trabajarán en gravedad cero… y vivirán en condiciones nunca antes vistas.
Los detalles importan. Desde las ventanas panorámicas hasta el brazo robótico de MDA Space. Desde la cocina diseñada por Leidos hasta la estructura de aluminio que fabricará Vivace en las instalaciones de la NASA en Nueva Orleans.
Pero lo más revelador fue lo que no se vio en la maqueta: el futuro ya en marcha. Porque Starlab no es teoría. Ya tiene clientes, ya está firmando alianzas, ya se está construyendo.
En palabras de su CEO, Marshall Smith, esta colaboración es clave para garantizar el acceso continuo a la órbita en la era post-ISS. Y todo indica que ese acceso ya tiene fecha, forma… y nombre.
Cuando la ISS se despida, Starlab ya estará lista para abrir la puerta. Una nueva generación de estaciones está naciendo. Y esta vez, el espacio se diseña con lógica de laboratorio… y visión de mercado.
Fuente: Starlab-space.com

















