La NASA confirmó que la Estación Espacial Internacional dejará de operar hacia fines de esta década.
Para mantener presencia humana en órbita baja, la agencia apuesta a un modelo inédito de estaciones espaciales desarrolladas y operadas por el sector privado.
La estrategia, denominada Commercial LEO Destinations, busca trasladar a empresas el rol de infraestructura orbital que hasta ahora estaba en manos de Estados. En lugar de financiar y administrar directamente una estación, la NASA se convertirá en cliente, contratando servicios de alojamiento, investigación y experimentación en microgravedad.
Actualmente hay varios proyectos en marcha con cuatro consorcios que lideran la competencia por construir las futuras plataformas.
Axiom Space planea acoplar módulos a la ISS y, una vez finalizada, operar de manera independiente la Axiom Station. Orbital Reef, impulsada por Blue Origin y Sierra Space, propone un “parque empresarial en órbita” con capacidad para al menos diez personas. Starlab, desarrollado por Voyager Space junto a Airbus y Nanoracks, apunta a convertirse en un hub científico y comercial hacia 2028, y Vast, una startup californiana, proyecta estaciones modulares como Haven-1, previstas para mediados de esta década, con la innovación de explorar conceptos de gravedad artificial.
El desafío central no es solo tecnológico; la gran incógnita es saber si existe un mercado capaz de sostener estas plataformas más allá del financiamiento inicial de la NASA. El modelo de “Space as a Service” apunta a atraer clientes diversos como agencias espaciales, farmacéuticas, universidades, tecnológicas e incluso turistas.
Sin embargo, al igual que ocurrió con las primeras aerolíneas, la viabilidad comercial dependerá de alcanzar una masa crítica de usuarios y de un marco regulatorio claro para la actividad privada en el espacio.
La NASA estima que este cambio permitirá reducir costos, dinamizar la innovación y abrir oportunidades a nuevos actores. Pero también supone un giro histórico ya que, por primera vez, la órbita baja terrestre dejaría de estar dominada por infraestructuras estatales para transformarse en un entorno comercial competitivo.
El éxito de este modelo dependerá de tres factores: el respaldo público en la etapa inicial, la ampliación del mercado privado y la creación de reglas internacionales claras. Si se cumplen, la órbita baja podría convertirse en un verdadero espacio de negocios.
Fuente: NASA