China se prepara para dar un salto cualitativo en su programa espacial con el inicio de pruebas orbitales que incluyen la recuperación de etapas, un paso que hasta hace poco parecía monopolizado por SpaceX.
En paralelo al desarrollo estatal del Long March 12A y al impulso privado del Zhuque-3 de LandSpace, el país busca consolidar su propia ruta hacia la reutilización orbital.
El Long March 12, lanzador de mediano porte que debutó con éxito en noviembre de 2024 desde Hainan, ya tiene lista su versión parcialmente reutilizable, el Long March 12A. A comienzos de 2025 se probó un vuelo VTVL (*1) que alcanzó los 75 kilómetros de altitud y en agosto se llevó a cabo un encendido estático de su etapa superior en el puerto espacial de Haiyang. Incluso se ensayó con el prototipo Longxing-2, que subió a 75 km antes de caer al mar, marcando un hito, aunque sin aterrizaje controlado. Estas pruebas son la antesala de un lanzamiento orbital que, pondría a China en la carrera de la reutilización.
Por su parte, LandSpace, fundada en 2015, emerge como el rostro privado de esta nueva etapa. Su Zhuque-3, construido en acero inoxidable y propulsado con metano y oxígeno líquido, promete hasta 18 toneladas en órbita baja con recuperación de la primera etapa. Los ensayos han mostrado progresos notables; en enero de 2024 realizó un vuelo de 350 metros con aterrizaje a apenas 2,4 metros del blanco y en septiembre alcanzó los 10 km, con reinicio de motores, control de actitud y flaps, cerrando con una precisión de 1,7 metros en el aterrizaje.
En junio de 2025 la compañía encendió por primera vez los nueve motores Tianque-12B en simultáneo, generando 769 toneladas de empuje durante 45 segundos, un test considerado clave para habilitar su debut orbital previsto para el cuarto trimestre. El plan es ambicioso, busca recuperar la primera etapa en ese mismo vuelo e incorporar la nave de carga reutilizable Haolong, desarrollada por AVIC.
La apuesta china no se limita a estos lanzadores. CASC ya trabaja en el rediseño del Long March 9, su mega cohete para misiones lunares y más allá, que también incluiría capacidades de reutilización. Sin embargo, el país aún corre detrás de SpaceX, que suma más de 300 misiones exitosas con etapas recuperadas y un ecosistema maduro que integra fabricación, logística y operaciones.
Si 2025 marca efectivamente el debut del Long March 12A y el Zhuque-3, China sumará un capítulo trascendente a su estrategia espacial. Más allá de la brecha tecnológica con Estados Unidos, la combinación de proyectos estatales y privados muestra que el gigante asiático ya no solo quiere competir en volumen de lanzamientos, sino también en la eficiencia que otorga la reutilización.
Desde LatamSpace, este movimiento no pasa inadvertido; la reutilización no solo redefine los costos y la frecuencia de acceso al espacio, también establece nuevos estándares de competitividad. Para América Latina, seguir de cerca estos avances significa entender hacia dónde se dirige la industria global y qué lugar podemos ocupar en ese tablero.
(*1) Un vuelo VTVL significa Vertical Take-Off, Vertical Landing (despegue vertical, aterrizaje vertical). Básicamente es cuando un cohete despega en vertical como cualquier lanzador orbital, pero luego regresa y aterriza también en vertical usando sus propios motores, en lugar de caer y destruirse como en los modelos tradicionales.
Es el tipo de maniobra hizo famoso a SpaceX con los Falcon 9, cuando empezaron a recuperar la primera etapa posándola en tierra firme o en barcazas en el mar.
Fuente: LatamSpace
