Blue Origin ha marcado un nuevo precedente en la carrera espacial al anunciar un avance que podría transformar las misiones de larga duración: la conservación de hidrógeno y oxígeno líquidos sin evaporación.
Este desarrollo coloca a la empresa de Jeff Bezos un paso adelante de SpaceX en uno de los retos más complejos para la exploración lunar y marciana.
El sistema, conocido como tecnología de “evaporación cero”, fue probado en tierra y logró mantener hidrógeno a 20 kelvin y oxígeno a 90 kelvin sin pérdidas, según confirmó Dave Limp, CEO de Blue Origin. La capacidad de preservar estos propelentes criogénicos durante períodos prolongados responde directamente a las exigencias más recientes de la NASA para futuras misiones interplanetarias.
Refrigeración activa y eficiencia sin precedentes
El hidrógeno líquido es un combustible extremadamente eficiente, pero difícil de contener debido a su volatilidad. La solución de Blue Origin utiliza refrigeración activa con chorros subenfriados, capaces de neutralizar las pérdidas térmicas que provocan evaporación, sin necesidad de liberar gas. Esto habilita operaciones como repostajes en órbita y transferencias de combustible entre naves, elementos fundamentales para misiones sostenidas más allá de la Tierra.
SpaceX, rezagada en aislamiento térmico
Mientras SpaceX ha avanzado en maniobras como la transferencia interna de oxígeno líquido en vuelo, su enfoque en metano —más estable pero menos eficiente que el hidrógeno— no ha alcanzado el mismo nivel de sofisticación en control térmico. Tampoco ha demostrado, hasta ahora, una tecnología equivalente a la evaporación cero.
Ingenieros de la NASA ya habían subrayado en 2024 la necesidad de tanques capaces de mantener presión sin liberar gas. Esta capacidad, sumada a los aprendizajes del programa ZBOT en la Estación Espacial Internacional —donde se identificaron problemas críticos como cavitación y burbujas térmicas—, ha sido integrada por Blue Origin en su nuevo sistema.
El reto final: validación en órbita
Aunque los resultados en tierra son prometedores, la verdadera prueba será en microgravedad. Las próximas pruebas orbitales determinarán si esta tecnología puede operar de forma fiable en entornos reales de misión.
Con este avance, Blue Origin no solo responde a los desafíos planteados por la NASA, sino que también toma ventaja frente a SpaceX en un terreno clave para el futuro de la exploración espacial. La prioridad ya no es alcanzar nuevos mundos, sino hacerlo con la capacidad de permanecer y operar de forma sostenible.
Fuente: Dave Limp