Una declaración encendió todas las alarmas. El 14 de agosto, el administrador interino de la NASA, Sean Duffy, informó que la agencia se alejaría de la investigación en ciencias de la Tierra para enfocarse exclusivamente en la exploración espacial.
Duffy sostuvo que la ciencia climática y otras prioridades de la administración anterior quedarían de lado, y que toda la investigación se dirigiría hacia el espacio, “la verdadera misión de la NASA”.
La reacción fue inmediata. Desde el Congreso, el representante George Whitesides, exjefe de gabinete de la agencia, recordó que el estudio de la Tierra es parte del mandato original de la NASA, según el National Aeronautics and Space Act. Subrayó que sus aplicaciones son estratégicas para sectores como la agricultura y la seguridad nacional, y que abandonar esta línea de trabajo sería un error crítico.
El proyecto de presupuesto para el año fiscal 2026 refuerza esa preocupación. La propuesta de la administración recorta en más del 50 % los fondos para ciencias de la Tierra, dejándolos en menos de 1.040 millones de dólares, comparado con los niveles de 2025. El Senado intenta restaurar buena parte del financiamiento, mientras que la Cámara de Representantes plantea un aumento parcial hasta poco más de 1.300 millones.
El recorte pone en riesgo decenas de misiones. Entre las más afectadas están el Orbiting Carbon Observatory-2 y su instrumento complementario OCO-3 en la Estación Espacial Internacional, ambos claves para medir gases de efecto invernadero. También se plantea cancelar satélites como Terra, Aqua y Aura, que, aunque cerca del final de sus operaciones, aún proveen datos valiosos. Las misiones futuras de la línea Earth System Observatory tampoco tendrían continuidad.
Desde la NASA se intentó moderar el mensaje. Mark Clampin, administrador asociado adjunto de ciencia, aclaró que los planes de cierre forman parte de una rutina anual de evaluación, y que no implican cancelaciones inmediatas. Según dijo, el objetivo es calcular cuánto costaría cesar las operaciones si el presupuesto fuera aprobado tal como está.
Al mismo tiempo, la agencia reformula su narrativa sobre las ciencias de la Tierra, enfocándose en sus beneficios aplicados. En la Small Satellite Conference del 10 de agosto, Nicky Fox, administradora asociada de ciencia, explicó cómo estas misiones ayudan en emergencias, como las recientes inundaciones en Texas, y cómo su tecnología impulsa a empresas emergentes como Tomorrow.io y Muon Space.
Pese a estos matices, las palabras de Duffy apuntan a un cambio de prioridades que pone en duda el papel histórico de la NASA en la observación del planeta. En un contexto global de eventos climáticos extremos y tensiones geopolíticas, reducir el liderazgo estadounidense en ciencias de la Tierra deja abierta una pregunta clave: ¿quién se hará cargo de generar los datos que el mundo necesita?
Fuente: NASA