El satélite SMILE (Solar wind Magnetosphere Ionosphere Link Explorer), fruto de una colaboración entre la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Academia China de Ciencias (CAS), acaba de completar una etapa decisiva: una exigente campaña de pruebas ambientales y funcionales en las instalaciones de la ESA en los Países Bajos.
Su misión será observar cómo la magnetosfera terrestre reacciona frente al viento solar, fenómeno clave para entender el clima espacial.
Desde marzo, SMILE fue sometido a ensayos intensivos en el centro técnico ESTEC (Noordwijk), donde equipos europeos y chinos —junto a especialistas de Airbus y European Test Services— verificaron la preparación del satélite para las condiciones extremas del espacio y del despegue.
Las pruebas comenzaron en la Cámara Maxwell, donde se evaluó la compatibilidad electromagnética para asegurar que las propias señales del satélite no interfieran con sus instrumentos, que deben detectar luz ultravioleta y campos magnéticos muy débiles. Luego se midió su masa y centro de gravedad en una balanza de alta precisión, confirmando que cumple con los requisitos del lanzador Vega-C.
A fines de abril, SMILE enfrentó una simulación de las vibraciones del despegue sobre una plataforma de pruebas sísmicas, sin registrar daños estructurales. Finalmente, en junio, ingresó a la Gran Cámara de Simulación Espacial: allí soportó temperaturas extremas, vacío total y radiación artificial, validando su resistencia al entorno orbital.
Los ingenieros también comprobaron el correcto despliegue de los paneles solares, que alimentarán sus sistemas en órbita. En paralelo, se inspeccionarán en julio dos elementos sensibles: el brazo del magnetómetro y la tapa de la cámara ultravioleta.
Una vez validados los últimos protocolos de software, SMILE será embalado y trasladado al Puerto Espacial Europeo en la Guayana Francesa, donde se iniciará la cuenta regresiva para su lanzamiento en 2026 a bordo de un cohete Vega-C.
Fuente: https://www.esa.int